quarta-feira, 12 de julho de 2017

Acolhida e hospitalidade no Caminho de Santiago

Santiago Apóstolo no altar mor da Catedral de Santiago de Compostela

Assinada pelo Cabildo, o colégio de sacerdotes da Catedral de Santiago de Compostela, foi divulgada hoje, em Santiago de Compostela, a “Carta pastoral de los obispos del Camino de Santiago de Francia y España”, denominada “Acogida y hospitalidad en el camino de Santiago”. Este é o texto original, na íntegra. Boa leitura y Buen Camino!

Introducción

1. En los caminos de peregrinación, como el de Santiago de Compostela, se ofrece la hospitalidad, humana y espiritual, a muchos hombres y mujeres que «buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro» (Papa Francisco) 1. ¿No son los lugares de acogida, verdaderos espacios de comunión de la Iglesia, el sitio privilegiado del encuentro entre dos corazones que se buscan? El de Dios que busca al hombre, y el del hombre a quien le falta ló esencial, su deseo de ser colmado. Así, cuando los heridos en el alma emprenden largas peregrinaciones a pie, en caballo o bicicleta, desean reencontrar la esperanza, equilibrio y sentido en su vida, presienten que se abrirá una puerta, la puerta de la misericordia, cuyo nombre es: HOSPITALIDAD. Así, en la parábola del hijo pródigo, el padre espera pacientemente la vuelta de su hijo menor que se fue a vivir una vida desordenada: desde lejos, «lo vio y se le conmovieron las entrañas», y, sin más preâmbulos ni condiciones, sin desconfianza, el Padre, el anfitrión divino, «se le echó al cuello y lo cubrió de besos» (Lc 15,20). Cuando se abre la puerta del perdón, empieza a disiparse cualquier dolor o desesperación.
El peregrino se va configurando en el Camino en el encuentro consigo mismo: se puso en marcha, dejó sus lugares habituales y su entorno, consumido por un deseo profundo, a veces confuso e inexplicable, de encuentro y comunión. ¿Conseguirá experimentar esta comunión entre los que van a su lado y aquellos que le ayudan a seguir adelante, con la providencial presencia de Jesús y del amigo del Señor, el apóstol Santiago a su lado?
Recordemos que la tradición de la peregrinación consiste em iniciarla desde la propia casa. Será por lo tanto posible pedir al párroco o al obispo de la diócesis una bendición o la entrega de uma credencial. Esto permite crear un vínculo entre la peregrinación y la parroquia con vistas a una mejor vivencia de la vida después de la peregrinación y, para el peregrino, comprender que la peregrinación prosigue de otra forma, en el compromiso vida parroquial.

La hospitalidad

2. La hospitalidad, como dimensión antropológica, es una tradición arraigada en todas las edades y civilizaciones. La hospitalidad es filoxenía, amor al extranjero. La hospitalidad es así un tema recurrente en la Odisea de Homero, donde hasta Zeus es hospitalario. En la Antigüedad clásica, «La hospitalidad sigue unas reglas muy precisas.
Se debe ofrecer al extranjero un baño y vestidos limpios. Se le debe sentar a la mesa, lo que es el mejor medio de indicar su integración provisional en la comunidad, y hacerlo partícipe del banquete honrándole con una porción selecta. Se le debe, en fin, ofrecer um “regalo de hospitalidad” (doron), que a veces se confunde con la comida, luego ofrecerle los medios necesarios para regresar a su casa» 2.
La hospitalidad es acoger al forastero, al extranjero, del que no se sabe nada: ni quién es, ni de donde viene, ni lo que busca. Solamente sabemos que es un caminante de paso, solo, lejos de su casa y de su familia. Tal vez, como Jacob (Gén 28, 11-19), se siente sólo em medio del mundo, pero desde las coordenadas de Dios es un hijo amado, llamado a descubrir una vida nueva, aún sin saberlo.
La hospitalidad no es preguntar, enjuiciar, sino solamente acogerle, darle de beber y de comer, una cama, dinero para el viaje, palabras de estímulo y orientación. Es la hospitalidad que ofrece Abraham a los tres desconocidos que pararon en Mambré ante su puerta (Gn 18, 1-5). O la que Labán muestra al recibir con honores al servidor de Abrahán (Gén 24, 28-32), y Lot cuando introduce en su casa a los ángeles (Gén 19, 1-8). En Sunem, Eliseo fue invitado por una mujer sunamita a quedarse a comer, y finalmente a ocupar la alcoba que levantó para él en su terraza (2 Re 4, 8-10.13). Es la misericórdia que mostró el samaritano al recoger al herido, llevarlo a una posada, y dejar dinero para que lo curasen y pudiera recuperarse durante el tiempo necesario (Lc 10, 25-37).

El Evangelio de la Hospitalidad o «La hospitalidad en el corazón del Evangelio»

En el Antiguo Testamento, la prescripción de la hospitalidad (Lev 19, 34) sigue a la del amor del prójimo (Lev 19, 18). De esta manera, Dios ha querido pedir hospitalidad para su Hijo Jesús a una joven virgen de Nazaret, María. Desde ese día, la hospitalidad acordada al extranjero, al desconocido, al que viene de fuera, practicada como um deber sagrado por muchas sociedades tradicionales, vino a ser uma gracia divina, una bendición. Jesús eleva esta última prescripción a mandamiento principal: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Es el más grande y primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 37). Esto es lo que nos enseña Jesús de manera sintética y recapituladora de toda la ley. La hospitalidad del extranjero o del peregrino no es pues una prescripción como las demás, sino una primicia del amor al prójimo que es la virtud de la caridad. Jesús, anfitrión, imagen de todos los hospitaleros y voluntarios, personifica esta gracia y recapitula en Él la relación de acogida recíproca: ¡acogeos unos a otros como Yo os acojo!

3. La hospitalidad tiene una larga tradición a lo largo de los Caminos de Santiago. Instituciones particulares, municipios, hospitales, albergues, comedores, para dar al viajero «hospitalidad». No fue siempre la mejor y deseable; y la fama de los posaderos incluía su avaricia, los engaños cometidos, la falta de compasión hacia los pobres o los enfermos. Desde hace décadas que vuelve a ser recorrido el Camino, volvieron también las iniciativas y se multiplican los gestos hospitalarios. Los primeros son los vecinos de los pueblos, que ofrecen un vaso de agua, una manzana, un lugar donde descansar.
Es necesario señalar, así mismo, las instituciones y asociaciones que abren albergues, acogen en sus casas, y no piden sino «la voluntad» o lo justo para mantener el lugar, negocian con hosteleros y taberneros para que haya precios accesibles a los peregrinos.
4. ¿En qué se distingue o se puede distinguir la «hospitalidad cristiana» de la simple «hospitalidad»? ¿Basta, para que exista, com el mero hecho de declararse «hospitalero cristiano»? ¿Se plantea la hospitalidad cristiana como una competencia, como rivalizando com las demás? ¿Como un recorrido paralelo que no quiere mezclarse con el existente? ¿No tiene que ser el cristiano la levadura en la masa? ¿Se siente el cristiano superior a los demás al administrar, o acogerse en, un albergue «cristiano»? ¿Cómo realizar una verdadera «hospitalidad cristiana» sin postergar a los demás, sin encerrarse em una torre de marfil?
5. La presencia de cristianos en el camino es primordial para mantener la tradición religiosa de la gran peregrinación a Santiago de Compostela y ser activos testigos de la fe en Cristo: ¿acaso no están en un terreno privilegiado de evangelización mediante la acogida personal, la oferta cultural y la liturgia sacramental?
Los signos externos de la hospitalidad cristiana deben ser visibles en los albergues, sin ser exagerados. Tiene que haber crucifijos en la entrada y en las salas, alguna imagen del apóstol Santiago, y folletos explicando su vida. Alguna imagen de la Virgen, si es posible que sea la representación de alguna Virgen local. Biblias (en varios idiomas) y, si se quiere, ejemplares de los últimos escritos de los papas. Pero también guías del Camino, guías locales con los monumentos que se pueden visitar, anuncios de las fiestas locales, novenas en varios idiomas, periódicos, anuncios relativos a la ciudad de Santiago, meta del peregrino (horarios de los oficios religiosos, de la Acogida y liturgias específicas, en los diversos idiomas, para el encuentro final de la peregrinación, horario y mapa de la Oficina del Peregrino, direcciones de albergues donde alojarse varios días, museos y monumentos que se pueden visitar, etc.).
Si hay una iglesia no muy lejos del albergue, que sirva como lugar de oración. El hospitalero cristiano, con la ayuda de los feligreses locales, se encargará, de acuerdo con el cura, de mantenerla abierta a las horas adecuadas e invitará a sus huéspedes a acudir a ella para contemplar y meditar. Si es posible, se harán unas vísperas, uma misa vespertina, y/o una bendición del peregrino cuando salga; y se ofrecerá el sacramento de la Penitencia al que lo pida. El hospitalero cristiano avisará de esos horarios de apertura de la iglesia y de los oficios a los demás hospitaleros (no «cristianos»), por si esos acogen en sus albergues a peregrinos interesados. Si, entre los peregrinos, hay algún sacerdote, se le pedirá que oficie y se anunciará para que puedan también participar los vecinos.
6. Lugares privilegiados del Encuentro con Aquel que invita a emprender la peregrinación y que acompaña con su Presenci al peregrino en camino, los santuarios del camino y las iglesias ofrecen la posibilidad de recuperar fuerzas. ¿No dan la oportunidad de «llenarse» de gracia, al contemplar a Cristo en su Presencia real acompañado por el Santo local?
Incumbe a las parroquias el facilitar el acceso a esas casas de Dios y de oración, para que todos los «transeuntes» puedan encontrar em ellas refugio, paz y alivio. ¿No convendría que se pudiese disponer en ellas de informaciones, libros de intenciones, e incluso de un lugar específico preparado para la oración (capilla de Santiago, imagen de Santiago, candeleros, textos de oración...)?

La hospitalidad en casas religiosas y monasterios

7. La tradición hospitalaria monástica está recogida ya en la Regla de San Benito, de principios del siglo VI. El cap. 53, al tratar de «la recepción de los huéspedes», señala tres virtudes para el ejercicio de la hospitalidad: caridad, humildad y honestidad. La atención, que consiste en recibir al invitado como a una Buena Nueva irrumpiendo en la vida cotidiana del hospitalero, no será una mera cortesía sacada de un manual de buenos modales y tampoco una amabilidad convenida para una satisfacción personal. ¿No es la llegada del necesitado, ocasión de misericordia y caridad, una contribución a la economía de la salvación? (Mt 25). ¿No significa la evocación de Jesús invitado por Zaqueo la finalidad profunda de la hospitalidad: «Hoy ha sido la salvación de esta casa» (Lc 19, 9)?
La hospitalidad cristiana más visible es la que dan los monastérios y las casas parroquiales. Muchos peregrinos las buscan y las aprecian. Necesita ser ampliada y beneficiarse con ayudas específicas. Pueden quizás recurrir a hospitaleros y hospitaleras voluntarios.
Propondrán a los huéspedes seguir los oficios religiosos o monásticos, y guardar el silencio mayor. En algunos casos pueden compartir mesa con los peregrinos o con las peregrinas, según Sean regulares –depende entonces de su regla– o seglares. O proponer alguna conversación particular para explicar su vocación y escuchar al caminante. Por esto en todos los monasterios habrá un monje o una monja dedicados exclusivamente a la Acogida de los Peregrinos, de tal forma que a cualquier hora del día que lleguen al monastério puedan ser acogidos como el mismo Cristo.
A las lecturas habituales, se añadirán folletos o libritos explicando la peregrinación a Santiago y lo que el peregrino encontrará en la meta, y opúsculos sobre la orden a la que pertenece el monasterio, la historia de éste y de sus ocupantes, o lo que es el sacerdocio en caso de casas parroquiales.

El hospitalero cristiano

8. El mero hecho de estar bautizado y ser un católico practicante no es suficiente para ser «hospitalero cristiano». Es necesaria una formación que permita profundizar en la fe propia: ¿Soy capaz de hablar de Dios? Y ¿con sencillez de corazón y coherencia de vida ante Dios?
El hospitalero tendrá que responder a preguntas muy diversas sobre los fundamentos de su fe –se imponen reflexiones serias sobre cada apartado del Credo y del Pater noster– sobre la Iglesia –su historia, su administración, su papel, lo que la diferencia de otras–, sobre lo que es la religión, sobre la moral.
9. El hospitalero cristiano no es un periodista ni un psicólogo. Los periodistas exigen respuestas inmediatas, opiniones sobre la marcha, que el entrevistado aporte, sin reflexionarlo, sus sentimientos acerca del hecho que acaba de ocurrir, que lo haga «en caliente». Se impone la inmediatez y, por lo tanto, lo no razonable. Decirle al caminante, que está en camino, que no ha terminado su recorrido, que hable de su experiencia, pedirle que ponga palabras sobre lo que aún pertenece a lo indecible, lo que debe ser pensado, madurado, reflexionado, es quedarse –y hacer quedar al otro– en la superficie de las cosas. Ya lo hacen los que cuentan, casi minuto a minuto, su recorrido por las redes sociales. En palabras de Fabrice Hadjadj: «Cuando se cree que el pensamiento existe fuera de la palabra, y que la palabra es sólo un medio de expresión de ese pensamiento, lo importante, de inmediato, ya no es lo que se piensa, sino lo que se experimenta.
El democrático bienhechor parece abrir en nosotros un espacio de diálogo al ordenarnos: «¡Exprésate!». En realidad, nos prohíbe ser contemplativos o meditativos» 3.
10. El hospitalero cristiano tampoco es un psicólogo o un asistente social que, deseoso de poner en práctica la mayeútica, intentará que el otro hable de sí mismo y llegue así a formular unas nociones que el interlocutor no conocía o nunca había expresado. No todo el mundo es Sócrates. Y el imponer un diálogo, que generalmente empieza por «Cuéntame tus impresiones», o «Dime por qué haces esta peregrinación», o «¿Te está dando el Camino lo que esperabas al iniciarlo?», sólo dará lugar a respuestas inmediatas: las ampollas de los pies, la mala recepción en el albergue X, que hay demasiada gente en el Camino, que uno se ha encontrado con una simpática pareja australiana...
El hospitalero cristiano tiene que dar testimonio de su fe de dos formas por lo menos. En primer lugar, por el ejemplo. Y no solo por el hecho de estar en un albergue «cristiano». Su acogida debe de ser abierta, fraternal y alegre para todos y cualquiera que llegue, sin distinciones, aunque el caminante esté de mal humor, tenga mal carácter, huela mal, sea hasta agresivo. En cada peregrino que aparezca, el hospitalero verá a Cristo, verá la obra del Creador, y lo acogerá en su casa. Con alegría, porque la fe no debe ser triste, malhumorada o deprimente. El hospitalero meditará el gaudium de la Evangelii gaudium y la laetitia de Amoris laetitia, porque la luz –la Lumen fidei– debe iluminar y no entristecer.
11. En la Audiencia general del 22 de febrero de 2017, dijo el papa Francisco:
«El cristiano no vive fuera del mundo, sabe reconocer en la propia vida y en lo que lo circunda los signos del mal, del egoísmo y del pecado. Es solidário con quien sufre, con quien llora, con quien es marginado, con quien se siente desesperado… Pero, al mismo tiempo, el cristiano ha aprendido a leer todo esto con los ojos de la Pascua, con los ojos de Cristo Resucitado. Y entonces sabe que estamos viviendo el tiempo de la espera, el tiempo de un deseo que va más allá del presente, el tiempo del cumplimiento. En la esperanza sabemos que el Señor quiere sanar definitivamente con su misericordia los corazones heridos y humillados y todo los que el hombre ha deformado en su impiedad, y que de este modo Él regenerará un mundo nuevo y una humanidad nueva, finalmente reconciliada en su amor».
12. Los autores de los sermones del libro I del Codex Calixtinus decían que San Juan representa la caritas, el amor, y San Pedro la fides, la fe, Santiago era spes, la esperanza.
En el camino hacia Santiago, el caminante, el extranjero, debe percibir que está en marcha hacia la esperanza. Cada etapa le acerca a la esperanza. Cada hospitalero es un testigo de esa esperanza, del amor de Dios, del perdón del pecado, de la humanidad redimida. Su forma de ser, las modalidades de su acogida, la alegría profunda que debe irradiar, testimonian su fe.
El hospitalero dará también testimonio de su fe escuchando al peregrino si ése quiere hablar. No forzará en ningún momento ese deseo de expresarse. Y, tras escuchar, no aprovechará para transformarse en periodista o en psicólogo. Invitará al peregrino a meditar, a quedarse en silencio, a buscar en su interior la respuesta.
Muchos peregrinos anhelan el silencio porque en la vida cotidiana sobran las palabras, los diálogos de sordos, la palabrería, el incesante ruido de fondo. La mirada con que el hospitalero habrá acogido a esse peregrino, ese enviado de Dios, ayudará a que busque en sí mismo al Otro, a Cristo.
13. Naturalmente, el hospitalero no rechazará contestar, si se le hace una pregunta directa: ¿Qué es Dios? ¿Quién es Dios? ¿Crees em Dios? ¿Por qué? Y también será capaz de contestar si se le pregunta ¿Quién es Santiago? ¿Está enterrado en Compostela? ¿Por qué? ¿Que significan las diversas representaciones del Apóstol? El hospitalero proseguirá así la misión del Apóstol, se hará apóstol del Evangelio, consciente de que sigue los pasos de uno de los Doce.
14. «Gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10, 8): se recomienda que los albergues cristianos sean de donativo o que pongan um precio muy asequible. La experiencia personal de la peregrinación predispone a los hospitaleros a ser voluntarios, para «devolver algo de lo que recibieron» durante su peregrinación, a conocer las necesidades de los peregrinos y a transmitir el espíritu católico de esa vivencia.
Asilos de paz y de beneficencia, las hospitalidades cristianas, a veces verdaderos «hospitales de campaña» según la expresión del Papa Francisco, deberían ser las «casas-testigo» de la Iglesia donde sopla el Espíritu de paz, el espíritu de alegría y de amor.
La labor de los hospitaleros, de cada hospitalero, a ló largo del Camino de Santiago preparará progresivamente al peregrino a meditar, a reencontrarse a sí mismo, a descubrir a Dios en su interior: «La conversión, aunque el discurso del predicador disponga a ello, no es una convicción engendrada por ese discurso, sino un encuentro libre del que oye con Cristo, que se oculta hasta al predicador» 4. Para que, cuando llegue a la meta, cuando se termine su largo andar, el peregrino encuentre la esperanza y, recibiendo los sacramentos, comprenda en ló más íntimo de su ser el significado de «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí» (Jn 14,6).

Algunas conclusiones a tener en cuenta

15. Como pastores, servidores de una Iglesia Samaritana, a la vera de los caminos jacobeos de España y Francia, hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco en su primera predicación en la basílica de Santa María la Mayor, en la eucaristía celebrada como obispo de Roma, en la que dijo: «soy un peregrino y quiero estar entre los peregrinos» 5. He aquí nuestra propuesta para nosotros y para todos los hospitaleros y voluntarios que habéis entregado vuestro corazón a esta hermosa tarea evangelizadora de nuestro tiempo.
La vida, ha expresado el Santo Padre, es para caminar, para hacer algo, para ir adelante 6. Mientras vivimos en esta tierra, vamos peregrinando hacia esa meta final y podemos constatar que nuestro corazón no se satisface plenamente sólo con las metas que nos vamos trazando en nuestra vida temporal. De este modo Francisco afirma que nuestra experiencia es la de buscar siempre algo más. Algo que llene nuestro corazón de plenitud, de amor, de belleza, de paz y fortaleza interior. Y es que peregrinamos buscando a Dios, para que llene nuestra vida de esa plenitud.
16. Caminar es, por tanto, según Francisco, estar en movimiento, desinstalarse, salir de la quietud, que se hace comodidad que paraliza y espera inactiva, rutinaria, formalista, y avanzar liberados de condicionamientos, para «leer con realismo los acontecimientos de la existencia» 7. Así, el Papa considera que la vida es un camino del que desconocemos cuándo se acabará, pero es un camino. No se puede vivir la propia vida estando detenidos. La vida es para caminar, para hacer algo, para ir adelante, para construir una amistad social, uma sociedad justa, para proclamar el Evangelio de Jesús 8.
En toda peregrinación nos dice Francisco, se viven muchas experiencias: entusiasmo por llegar a la meta, alegría, cansancio, esperanza, incertidumbre, sacrificio, duda, dolor… Se requiere voluntad y esfuerzo para realizarla. Además es una experiencia de misericordia, de compartir y de solidaridad con quien hace el mismo camino, como también de acogida y generosidad por parte de quien hospeda y asiste a los peregrinos 9.
17. La experiencia de la peregrinación es vista por el Papa como um gran símbolo de la vida humana y cristiana. Cada uno de nosotros puede ser «errante» o «peregrino». El tiempo que vivimos contempla a muchas personas «errantes», porque carecen de un ideal de vida y a menudo son incapaces de dar sentido a los sucesos del mundo.
Con el signo de la peregrinación, mostramos la voluntad de no ser «errantes». Nuestro camino está en la historia, en un mundo en el que los confines se amplían cada vez más, caen muchas barreras y nuestros caminos están unidos de modo cada vez más estrecho al de los demás 10. Afirma S.S. Francisco que en la peregrinación podemos encontrar a Dios, viviendo una vida espiritual intensa que se hace concreta em los momentos fuertes de oración y en la vivencia de Su presencia en nuestra vida cotidiana; así, toda situación, ya sea de dolor o de alegría, cobra sentido, cuando vamos descubriendo qué nos quiere decir Él, em ellas.
La vida es, en definitiva para el Papa, una peregrinación, y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada 11.

Con María y los Santos

18. Estaría incompleta nuestra reflexión acerca del Camino de Santiago, si no hiciéramos alusión a la Virgen María, aunque no sea este el lugar para tratarla con la amplitud necesaria. Por María se inserta y se inicia la peregrinación del Hijo en el mundo y, em consecuencia, la verdad de la encarnación y de la redención va ligada a la verdad de María.
Teniendo en cuenta todo el hecho Jacobeo, podemos afirmar que el auge de las peregrinaciones coincide con la edad de oro de la devoción mariana en Occidente. La teología, la iconografía y el culto marianos, profundamente arraigados en la cristiandad Oriental, pasan con una fuerza creciente también a Occidente, renovados com el encuentro entre los nuevos pueblos cristianos: francos, latinos, germanos, celtas y eslavos, convertidos al cristianismo y cuyo vínculo más permanente es el Camino de Santiago.
Así lo han vivido tantos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos han sentido la protección de la Madre en su caminar hacia la tumba del Apóstol. En Santiago se cantó la Salve regina y luego serán los peregrinos franceses quienes ofrezcan esta plegaria a los peregrinos que hacen el Camino Francés. Así lo testifican las diversas advocaciones marianas a lo largo del Camino: Nuestra Señora de Le Puy, Rocamadour, Roncesvalles o la Virgen del Camino. Invoquemos a María, icono de la hospitalidad, para todos los hospitaleros y los que, de una forma u otra, practican la acogida de los peregrinos por los caminos del santuario de Santiago de Compostela 12:

Oh María, Tú que acogiste en tu seno al Verbo hecho carne, abre el corazón de los hospitaleros del camino para que, al acoger a peregrinos y desvalidos, se den cuenta de que «en ellos se recibe especialmente a Cristo» y «adoren en ellos a Cristo, que es a quien se recibe» (Regla de San Benito, Recepción de huéspedes).

Otra oración:

Oh tú, Nuestra Señora, la primera en el camino
alégrate de todos los peregrinos
que caminan hacia Compostela y otros santuarios.
Ayúdales en el camino. ¡Que no desespere ninguno!

A menudo una herida los llevó al camino.
Acompaña los duelos y alivia las penas,
ilumina su recorrido y aconseja sus decisiones
como la madre que dió Jesús en la cruz.

Tú que escuchaste las necesidades del esposo
y les dijiste a los criados que hiciesen lo que dijera,
mira con bondad esta muchedumbre variada
que se encamina hacia Santiago sin saber quien es.

¡Que por Ti los caminantes se vuelvan peregrinos!
Despierta los corazones y que cada uno descubra
en lo más profundo de su ser esta pequeña llama,
imagen del Creador, luz para la vida.

Que Santiago, en el último día, acoja a cada uno de ellos.
En medio de las estrellas, al final del camino.
Tú también estarás allá, Santa Virgen María,
la primera en el camino, a nosotros te adelantaste.

Son muchos los peregrinos que han sido elevados a los altares como santos y beatos. Son como faros de luz que nos invitan a la santidad de vida, como eco y fin de la peregrinación jacobea. Basta citar algunos ejemplos: Santo Domingo de la Calzada, San Godric de Finchale, San Guillermo de Montevirgine, San Juan de Ortega, San Lesmes, Santa Bona de Pisa, San Martino de León, bienaventurado Ángel de Gualdo, bienaventuado Raimundo Lulio, Santa Isabel de Portugal, Santa Brígida de Suecia, San Amaro, San Benito-José Labre, San Juan Pablo II o el último peregrino canonizado: San Amaro Ronconi.
Con nuestro agradecimiento, bendición y oración para que todos alcancemos, algún día, el Pórtico de la Gloria y Jesús nos reconozca como peregrinos del Señor Santiago.
Santiago de Compostela, 12 de julio de 2017
Cabildo de la Catedral de Santiago de Compostela

NOTAS
1 Papa Francisco, Evangelii gaudium, n° 14.
2 Suzanne Saïd, Homère et l’Odyssée, Paris, Belin, 1998.
3 Fabrice Hadjadj, ¿Cómo hablar de Dios hoy? Anti-manual d evangelización, Granada, Editorial Nuevo Inicio, 2013, § 32, p. 69.
4 Fabrice Hadjadj, ¿Cómo hablar de Dios hoy?..., § 55, p. 111.
5 Francisco, Homilía de la primera Misa celebrada como Obispo de Roma, 15 de marzo de 2013.
6 Francisco, Discurso a los peregrinos en la 38ª edición de la peregrinación a pie de Macerata a Loreto, en Italia, 11 de junio de 2016.
7 Francisco, Homilía en la Misa del inicio del Ministerio Petrino, 19 de marzo de 2013.
8 Francisco, Discurso a los peregrinos en la 38ª edición de la peregrinación a pie de Macerata a Loreto, en Italia, 11 de junio de 2016.
9 Francisco, Homilía de la primera Misa celebrada como Obispo de Roma, 15 de marzo de 2013; Francisco, Mensaje a las Academias Pontificias con motivo de la Asamblea Plenaria «Ad Limina Petri», 11 de noviembre de 2015.
10 Francisco, Discurso a los participantes en la peregrinación de la orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, 13 de septiembre de 2013.
11 Francisco, Misericordiae Vultus, nº 14.
12 M. Cuende – D. Izquierdo, «María en el Camino de Santiago», en Estudios Marianos 60 (1994) 179-197.

sábado, 1 de julho de 2017

Obrigado, Cristóbal Ramírez!


Amigos unidos por Santiago: Carmen, Cristóbal e Pepa

Conheci o jornalista Cristóbal Ramírez semanas antes de peregrinar o Caminho Inglês, em junho de 2016. Pesquisava as melhores opções da tradicional rota de peregrinação e encontrei no Facebook o grupo “Amigos del Camino Inglés” criado pelo jornalista. Fui aceito e a partir daí passamos a trocar informações, culminando com nosso memorável encontro, sob os auspícios da hospitaleira Maria José Gonzalez, a Pepa, no Albergue de Délia, em Sigüeiro.
Ao saber, no início deste ano, que me preparava para lançar meu sétimo livro, exatamente sobre a peregrinação pelo Caminho Inglês, Cristóbal me incentivou e aceitei participar do II Certame Internacional de Investigação do Caminho Inglês, promovido pelo Concello de Oroso. Escrevi uma versão compacta do livro, fiz a tradução para o galego, e fui premiado em segundo lugar na categoria relato de peregrinos. Experimentei a máxima de que “santo de casa não faz milagre” e exultei de alegria pelo reconhecimento no universo jacobeo.
Com viagem marcada para Espanha para peregrinar o Caminho Lebaniego, ainda tentei remarcar a partida, e por questão de dias não pude estar presente à entrega do prêmio, na qual me fiz representar pela amiga, a grande irmã que Santiago me deu, a santiaguense Carmen Vazquéz Nolasco. Concluída a peregrinação, contudo, acompanhado por Carmen, fui a Sigüeiro, agradecer os organizadores do evento cultural e, claro, rever amigos...

Carmen, Leandro del Rio, Luis Villaverde, eu, Manuel Gómez, Beatriz e Pepa

Na biblioteca do Concello de Oroso, onde funciona o Centro de Estudios e Investigación del Camino Inglés, a recepção foi conduzida pela bibliotecária Beatriz Durán Rodriguez. Havíamos apenas trocado e-mails e fiquei muito contente em conhecê-la e sua delicadeza em aceitar a doação de um exemplar de “Juntos no Caminho de Santiago, as pedras do Caminho Inglês”. Gentil, me presenteou com o recém-lançado guia “Descrición do Camiño Inglés da Coruña a Compostela”, de autoria de Manuel Pazos Gómez e Trese Barton. Na oportunidade conheci o conselheiro de Cultura de Oroso, Luis Rey Villaverde, e o parabenizei pela iniciativa.
Chegou Pepa, para quem havia anunciado minha visita, e fiquei muito feliz... A presenteei com o livro, que tem uma foto dela no albergue com peregrinos.
Tiramos fotos no auditório onde aconteceu a premiação, a qual infelizmente não compareci, e fui informado que está programada a impressão de um livro com os trabalhos premiados dos dois concursos já realizados para investigação do Caminho Inglês. Quem sabe, uma excelente oportunidade de retornar a Sigüeiro!
Nas despedidas, chegou Cristóbal. Não esperava vê-lo naquele momento, pois no dia anterior havia marcado com ele, para o final da tarde, um encontro em Compostela, na cafeteria do Hostal dos Reys Católicos. Pepa, contudo, armou tudo.
Vamos ao café, agora! Presenteei Cristóbal com exemplar do livro. E o papo rolou solto, com muitas histórias sobre a magia do Caminho, o meu primeiro encontro com Carmen, em Laza, quando peregrinei o Caminho Sanabrês, em 2014, a bolha em meu pé que Pepa tratou no ano passado, assistida atentamente pelos peregrinos curiosos, a visita de Cristóbal ao albergue, que relato no livro... entre tantos assuntos.
Aquela manhã ensolarada está cravada em meu coração. Obrigado, Carmen, obrigado, Pepa, obrigado, Cristóbal!
Cristóbal despediu-se antes, para tratar da inscrição de crianças num acampamento de férias. Eu e Carmen seguimos com Pepa até o novo albergue de Sigüeiro, onde ela atua como hospitaleira enquanto se organiza para retomar as atividades do tradicional Albergue de Délia, cujo nome é uma homenagem à querida mãe.
Despedimos-nos emocionados, certos de que um dia nos reencontraremos...
Na manhã seguinte fui surpreendido com artigo de Cristóbal, que li no site La Voz de Galícia, em www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/santiago/2017/06/21/span-langglluiz-carlos-ferrazspan/0003_201706S21C12991.htm, e transcrevo abaixo:

“Luiz Carlos Ferraz

Por Cristóbal Ramírez
21/06/2017 05h00
Cada uno es cada uno, pero como el periodista brasileño Luiz Carlos Ferraz no hay otro. Resulta difícil que lo hubiera en el pasado y es casi seguro que en el futuro no lo habrá ni en su país, ni en este, ni en ningún otro. Hombre peculiar, siempre sonriente, persona de y con fe, ni un pelo en la cabeza, edad media. Reflexivo. Enamorado de las rutas de peregrinación, sobre todo del Camino de Santiago. Ya ha recorrido rutas jacobeas en seis ocasiones. El año pasado («Foi a primeira da minha amada esposa Sandra») hizo el Inglés desde Ferrol una vez en territorio gallego (en realidad partió de Londres, bajó por Francia y llegó a Ferrol, rumbo siempre a Compostela). Y escribió un libro, Juntos no Caminho de Santiago. As pedras do Camiño Inglés, que acaba de ser publicado en Brasil. Se suma, por cierto, a otros seis. Este es un relato de peregrinos a la vieja usanza, contando vicisitudes, alegrías, dudas y esperanzas. Con unas buenas fotografías. De él sacó -no textualmente, claro- los folios que presentó al II Certamen Internacional de Investigación que convocó el Concello de Oroso, y ganó un segundo premio.
Estos días Luiz Carlos pateó el Camino Lebaniego, en Cantabria. Y al acabar se desvió a Compostela a saludar a algunos amigos. Regresa mañana a su tierra. Pero ayer encontró un hueco para desplazarse a Sigüeiro, ver a «su» hospitalera (había parado en el Albergue Delia, ahora cerrado) y dirigirse al Centro de Estudios e Investigación del Camino Inglés a entregar, de una manera sencilla, humilde y solemne que le honra, un ejemplar de su libro para los fondos de ese organismo. Irrepetible. Al colega brasileño, vaya adonde vaya, es de justicia desearle Buen Camino, peregrino”.

Foi minha primeira surpresa, pois, logo após ler “Juntos no Caminho de Santiago”, Cristóbal preparou uma resenha do livro para o site Periódico del Camino, www.periodicodelcamino.com, em www.periodicodelcamino.com/se-publica-en-brasil-un-magnifico-diario-de-peregrinos-centrado-en-el-camino-ingles/, que também transcrevo abaixo:

“Publicado en Brasil un magnífico diario de peregrinos del Camino Inglés

23/06/2017 19:05

El periodista brasileño Luiz Carlos Ferraz acaba de publicar en su país la guía “Juntos no Caminho de Santiago, As pedras do Caminho Inglés”, un tradicional relato de peregrinación muy bien impreso, con magníficas fotos (de su mujer, Sandra Luzia Netto) y con una maquetación que recuerda a los libros antiguos. En sentido estricto, y aunque el primer ejemplar no llegó a España hasta junio de este año, fue la primera guía publica del Camino Inglés, anterior por muy pocas semanas a la que sacó a la calle el Ayuntamiento de Oroso. La peregrinación de este periodista y su esposa comenzó en Londres el año pasado, la sexta para él y la primera para ella. Luiz Carlos Ferraz lo explica así:
“Após alguns meses de pesquisas, chegamos ao consenso de que a viagem por mar, de algum porta do Inglaterra, por medio de um moderno fery boat - e sob a ameaça de eventuais desconfortos - nao seria tao interesante quanto viajar por terra. Em vez de água, água e água, o roteiro mediante a travessí de França e Espanha seria máis atrativo para podermos apreciar os valores culturais, artísticos, arqueitetónicos existentes nas cidades.
Assim, ao elegermos um ponto emblemático inicial do Caminho Inglés, começariamos em Londres (no hicieron todo el trayecto previo a pie, sino que lo combinaron con el tren y el autobús), em algum lugar da capital británica, e daí seguiríamos para París, com ánimo de fazer todo o trajeto por terra. Mais, como caminhar a pé os cerca de 2.000 quilómetros até Compostela? Seriam necessários, talvez, mais de 100 días!”.
Los capítulos del libro llevan día y hora (empezando por las reflexiones posteriores al inicio del viaje, aún en Brasil), convirtiéndose el texto así en un auténtico diario. Un mapa (página 24) describe con exactitud el itinerario, que en España abarca el Camino del Norte para desviarse en determinado momento y dirigirse a Ferrol para acometer el Inglés.
“Chegamos de trem a Ferrol na manha de 13 de junho prevendo permanecer dois dias na terra natal do ditador Francisco Franco para nos prepararmos a nossa peregrinaçao a pé até Compostela. Vamos caminhar os cerca de 120 quilómetros de itinerário em sete dias”.
No se queja de la señalización (“Os sinais do Caminho de Santiago sao muitos nas ruas de Ferrol”) y sella su credencial en la Concatedral de Ferrol, y asegura que “os relatos que se seguem revelam sentimentos, dúvidas, certezas…, e foram escritos no calor da peregrinaçao pelo Caminho Inglés, de Ferrol a Santiago de Compostela, durante sete dias, de 15 a 21 de junho de 2016”, según reconoce el autor.
En suma, un volumen con un gran valor actual pero que se irá incrementando con el paso de los años, y, desde luego, el mejor relato de peregrinación que se ha escrito y publicado hasta la fecha sobre el Camino Inglés.
El autor mantiene activo un blog sobre las peregrinaciones”.

Sem palavras. Obrigado, Cristóbal Ramírez!
Buen Camino!

#pedrasdocaminho